El reconocido trovador cubano Vicente Feliú falleció en horas recientes a consecuencia de un infarto a sus 74 años, instituciones de la cultura y otras personalidades lamentan su partida.
“Créeme, nos será muy difícil acostumbrarnos a que no estés. Créeme, te agradeceremos siempre todos los años que le dedicaste a la música, a Cuba”, expresó el Centro Nacional de la Música Popular.
“Hoy la música, la patria pierden a uno de sus mejores hijos. Gracias a ti trovador, que guitarra en mano fuiste haciendo melodías de la vida”, añadió.
“Yo soy un soldado de la Casa, así solía decir de sí mismo Vicente Feliú. Y es cierto, eres nuestro compañero, nuestro amigo, nuestro hermano. Aquí estarás siempre. Esta será siempre tu Casa. Buen viaje hermano”, comentó Casa de las Américas.

“…Nos reusamos a despedirlo, porque él seguirá siendo el amigo, el hermano, el cómplice de muchas ideas. Cada uno de nosotros lo guarda de una manera especial…” se lee en otra publicación de la institución cultural.

El Colectivo Cultural Piedra Acústica resumió la vida del artista: “Fue uno de los fundadores de la Nueva Trova y desarrolló una carrera por más de 40 años dentro de este género. Fue un músico consecuente con su propia perspectiva de la realidad que crónico y entregó canciones como Créeme, que se agenciaron su propio lugar en la música cubana. Hermano de Santiago y padre de la cantautora Aurora de los Andes, y el ex guitarrista de la banda de metal Agonizer, Víctor Feliu, representó la época fundacional de esta escena y subió a importantes escenarios internacionales, donde compartió con grandes nombres de la canción de autor. A través de su obra se pueden observar diferentes etapas de la vida cubana, contadas desde la mirada individual del trovador, y conocer a fondo las bases que inspiraron el nacimiento de este grupo, cuyos exponentes han diversificado sus expresiones creativas y se han mantenido defendiendo sus obras desde el significado que cada uno le ha otorgado a los principios fundacionales del ya lejano movimiento de la Nueva Trova.”
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Por su parte la hija del músico, también trovadora, detalló que al momento del infarto Feliú se encontraba en un escenario, “empezaba a cantar La Bayamesa. Se fue en toda su estatura y con el corazón más grande que el pecho. Te amo, papá. Te amo!!!”
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“Adiós, querido amigo”, escribió en su cuenta en Twitter el presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez sobre el también comunista trovador. “Muy triste golpe en el alma de la Patria”, agregó.
“Tocaba acordes de La bayamesa cuando falló su corazón. Que su emblemático Créeme, sus Guevarianas, sus Auroras y su honda lealtad a la Revolución, nos iluminen siempre”, señaló el mandatario.
Muy triste golpe en el alma de la Patria, muerte repentina de Vicente Feliu. Tocaba acordes de "La bayamesa" cuando falló su corazón. Que su emblemático "Créeme", sus Guevarianas, sus Auroras y su honda lealtad a la #Revolución, nos iluminen siempre. Adiós, querido amigo. pic.twitter.com/UB1VPvaHzV
— Miguel Díaz-Canel Bermúdez (@DiazCanelB) December 18, 2021
Una nota del Ministerio de Cultura y el Instituto Cubano de la Música refiere que “Por decisión familiar, su cuerpo será cremado.”
En 1971 Vicente Feliú le dedicó una canción a la muerte que hoy sirve como su testamento:
Como cualquier hombre común
amo la vida en su esplendor
viviendo en su interior.
Pero la posibilidad
de dejar de vivir está
como el amanecer.
Si un día muero irremediablemente,
sin terminarlo todo,
o al menos lo que me corresponde,
quisiera que lo poco que tenga
se utilizara al máximo.
No espero ver mi cuerpo estacionado
en esa hora en que acabó
el movimiento de sus huesos
hundan sus manos en mi piel
y experimenten con mis vísceras.
No espero verme en un ataúd
cubierto de trapos y luego de cal.
Quisiera un cuerpo picado en mil trozos
por hombres dignos de hallar el vivir,
por hombres dispuestos a no sucumbir,
llevando la vida al límite mayor.
He amado mucho.
Nada pedí y nada pretendo pedir para mí.
Lo que resulte será para ustedes
que seguirán renaciendo por mí.
A quien me amó más acá de la luz
guarde mi foto en el bolso de andar,
llore en el día del aniversario,
en la hora en que no diré el último adiós.
A quien haya llegado hasta el fondo de mi hombre,
sencillamente olvídeme.
A mis amigos les pido vivir
toda la vida que quede ante mí,
toda la muerte que no haya podido matar
con mis manos, mi sueño y mi voz.
Que no haya canciones, ni duelo, ni adiós,
que nadie se pare a contar que me vio
arrastrando el alma hacia encima de dios,
mordiendo una flor y pidiéndole amor.
A quien no entendió mi forma de estar
recomiendo mirar hacia el fondo de sí.
Mire bien, pues quizás hubo alguna que otra presencia
que no se advirtió por temor.
Que nadie se calle todo lo que fui,
lo hermoso y lo triste que engendra un perfil
centrado en los años mediados del cerdo
y del hombre que un día esperamos nacer.
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