Iliana Pérez, es la primera persona diagnosticada con el coronavirus en la provincia de Las Tunas, ella radica en Guayacán, municipio de Jesús Menéndez y aquí les mostramos su historia tras padecer de la terrible enfermedad que está azotando al mundo, el coronavirus.
Ella pide perdón ante todo, se siente responsable al recordar a todas las personas con las que mantuvo contacto en los últimos días, pues no pensó en ningún momento que el virus pudiera entrar a su hogar.
El esposo de Iliana llegó recientemente de Italia, país europeo azotado fuertemente por el covid-19. Cinco día después comenzó con los síntomas y rápidamente se le efectuaron los exámenes pertinentes donde se comprobó tristemente que portaba el virus. Fue trasladado a un centro de aislamiento llamado El Cocal en la provincia de Holguín. Ella fue ingresada como sospechosa, seguido, se le realizaron las pruebas que dieron positivo al virus.
El periodista Miguel Díaz Nápoles, de Radio Victoria, tuvo la primicia. Sus datos hilvanan estos trazos y me hacen pensar en esos ciudadanos que andan aún por la calle sin justificación creyendo que no les tocará…
¿Cuánta angustia sentirá lejos de su hija? ¿Cuánto miedo al pensar que se trata de un virus mortal, que solo en América Latina ha cobrado más de 180 muertes? ¿Cuánto se lamentará al recordar a esos familiares y amigos que ella y su esposo saludaron estando asintomáticos? ¿Cuánta incertidumbre habrá en su interior a pesar de las excelentes atenciones que ha recibido por parte del personal de Salud?. Son algunas de las preguntas que le realizan desde la emisora provincial www.tiempo21.cu.
Hoy permanece ingresada en el Hospital Militar de esos predios. Apenas tiene 38 años, pero esta pandemia no cree en edades ni en geografía. Un nasobuco verde acompaña la imagen; ella ya sabe que no se trata de una moda ni un símbolo, y así de simple puede marcar la diferencia.
A través de un audio deja claro su sentimiento de culpa “por haber corrido el riesgo de contagiar a otras personas… por habernos confiado”. La distancia duele, pero más duele el peso de las acciones. Por eso, desde el fondo de su alma, aconseja: “Aprendan a valorar sus vidas y tomen todas las medidas, aunque sean extremas, porque esto no es un juego y a cualquiera le puede tocar, cualquiera puede estar contagiado y no tener síntomas, como fue mi caso. Háganlo por ustedes, por su familia, por los demás…”.
La pesadilla para ella no ha acabado, mas sus palabras exhortan a la reflexión. A pesar de todas las medidas tomadas en nuestro país y la consiguiente divulgación de las sanciones a los infractores, todavía he visto desde la ventana de mi casa a niños jugando en plena calle y gente vestida “de etiqueta” pasar como si nada (no hablo de los que salen por necesidad, porque no les queda otra opción). Qué triste sería que su mundo se derrumbe como el de Iliana, por no entender a tiempo que esto es cuestión de vida o muerte. ¡Cuidémonos!
Tomado de Tiempo 21