Ayer sucedió algo verdaderamente impresionante, algo que sólo hubiera creído en un rodaje de la mejor película latinoamericana de corte migracional.
Resulta que unos amigos llamaron vía telefónica agradeciéndome la ayuda económica que les había brindado en su travesía hacia los Estados Unidos.
Decidieron abandonar el país donde se encontraban pero jamás imaginaron que este iba a ser el viaje más tormentoso y sacrificado de sus vidas.
Después de agradecer comenzó a llorar tan tristemente que mi corazón se contrajo tan fuerte que no pude contener mis lágrimas también además de quedar muy impresionado por los siguientes relatos.
Resulta que los tres miembros de su pequeña familia sufrieron todo tipo de abusos, necesidades, traumas y calamidades. Ella fue violada por una turba de hombres que sumaban la abrumadora cifra de 15, bajo la amenaza de matar a su hijo sino accedía a sus peticiones. El muchachito fue golpeado por querer defender a su mamá, fue amenazado de igual manera si continuaba luchando.
El esposo había sido detenido en un puesto de frontera donde fue maltratado como si los guardias fueran los mismísimos delincuentes y no la autoridad reglamentaria.
Ella tuvo que seguir adelante por el sacrificio que haría su esposo al entregarse para que ellos pudieran avanzar y posteriormente reencontrarse.
Pero las cosas se salieron de control y pasó lo que pasó, su hijo alcanzaría a escuchar los sollozos desesperados de su madre ante las atrocidades que le hicieron hacer y la burla de sus victimarios.
Los nombres de mis amigos jamás serán revelados por obvias razones de seguridad a su privacidad. Tuvo que pagar cada centavo que llevaba encima incluso los de su validación de título universitario. Saltó de farallones, se arrastró por el suelo a bruces para no ser vista por casi un kilómetro, el fango llegaba a sus rodillas caminó sin descanso sin alimento apenas, sin bañarse, los picazos de inceptos la enfermaron en el camino sin atención médica alguna y con un susto perenne que no se quitaba con nada.
Tuvo que esperar varios días en el punto de encuentro hasta la llegada de su esposo que tardó más de los días previstos. Mi amiga no le diría a su esposo hasta asentarse en el lugar de destino lo que había acontecido con su hijo y con ella. Aún después, la vergüenza ante su esposo por poco la hace callar. Ya juntos nuevamente serían recogidos por una lancha que los ayudaría a cruzar una zona peligrosa a la que afortunadamente llegarían tarde por su problema en las rodillas.
Un amigo de ellos iba en esa lancha y tres días más tarde le hace una llamada a su celular, donde le contaba la suerte que habían tenido en llegar tarde pues los falsos coyotes asesinaron a tiros a todos los que iban en la embarcación. Su amigo sobrevivió debido a que siempre desconfiado desde el principio estuvo atento a todos los movimientos de los malhechores al escuchar los rastrillazos de las armas se tiró al río aprovechando la confusión, tuvo que nadar mucho bajo el agua hasta escapar.
Hoy están a salvo en los Estados Unidos con su pequeña familia reunida y bajo el apoyo de sus amigos. Aunque podemos decir que esta valerosa familia ha tenido un final feliz ha quedado marcada por el sufrimiento, por la atrocidad de inescrupulosos que no les importa el respeto hacia otro ser humano, ni las enseñanzas de sus seres queridos que morirían al saber de lo que son capaces de hacer por infringir dolor como sádicos adictos, incluso que resultó ser dolor innecesario si su objetivo era dinero. La marca que lleva esta familia en su interior determinará un antes y un después en su existencia. No volverán a ser los mismos aunque vivan los mejores años en esta tierra.
Mi artículo busca reflexionar de acuerdo a los riesgos a los que se exponen las familias en aventurarse a tales contiendas. Este fue sólo un ejemplo, para nada aislado, que quise compartir con los amigos de Mirada Cubana pero existen muchos otros con finales terribles y que no se limitan sólo a los que emprenden el viaje sino a los que dejan atrás, que los aman y los añoran, sufriendo sus penas y sus pérdidas. Niños pequeños, adolescentes, ancianos, muchas veces enfermos, vulnerables que no opinan ni merecen sus erráticas decisiones.
Hagamos la reflexión desde lo más hondo recordando que tan rápido como se llega a un sueño como se llega a una pesadilla. La línea entre ambos es muy delgada y cambia en unos pocos segundos. Luego se lamentan de haber sido tan fugaces en aceptar los riesgos como se aceptan las bendiciones. La vida siempre es valiosa por muy triste que sea, la opción nunca es nula. Estoy seguro que los hijos agradecerán en el futuro porque le enseñaste que su seguridad está por encima de cualquier necesidad.
Todos brillamos con luz propia hagamos que esa luz sea más fuerte para mostrarnos como faro guía el camino sin opacidades ni desatinos. El corte espeluznante de la muerte debe ser razón suficiente para pensar que sí puede tocarnos y que esa muerte no tiene cuerda de regreso para volver a amar, arrepentirse o comenzar de nuevo.
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