Se llama Yohana Álvarez pero el público cubano la conoce como Sheena. Tiene una imagen sensual, pero sabe que el éxito depende mucho más del talento y la perseverancia.
Desde su infancia tomó el camino de la música y a partir de entonces ha buscado destacar en el competitivo universo artístico de Cuba. Es cantante, compositora, realizadora de videos clip e incluso ha sido conductora de programas televisivos.
«Desde pequeña me gustaba cantar en la ducha de mi casa. Tengo una gran tradición musical en la familia. Mi abuelo era saxofonista y mi tío es percusionista. Me acerqué al canto profesional cuando entré al grupo Los que Llegaron Primero, dirigido por Osmani Espinosa.
«Luego formé parte de la orquesta Anacaona durante siete años. Fue una escuela fuertísima que me ayudó a ser una artista versátil. Aprendí a tocar el güiro y a manejar al público en distintos escenarios».
Pero Sheena tenía otras inquietudes y decidió comenzar su carrera como solista. «Creo que la vida es un tren andando, hay que bajarse de uno y montarse en otro, pero antes debes caminar por el andén. Es un tramo donde no imaginas qué sucederá pero hay que arriesgarse».
Esta emprendedora muchacha vive esta nueva etapa mucho más compleja de lo que imaginaba, aunque dice sentirse más segura y preparada para lograr sus objetivos.
«Ahora me siento un poco más madura para encarar la música. Sé lo que quiero y me siento más segura a la hora de escoger el rumbo de mi carrera. Además, como solista he podido interpretar mis propias canciones, algo a lo que tenía muchísimo miedo, no sabía cómo el público podía reaccionar, pero gracias a Dios estoy teniendo unas experiencias increíbles».
Así, desenfadada confianza que la vida del artista es una escalera en la que uno va escalando peldaños. «Al salir de Anacaona sentí la necesidad de experimentar otras facetas como la actuación y la conducción. Y creo que fue una experiencia importante para mí».
En el escenario disfruta la salsa, pero le encanta interpretar y componer baladas. Es el género que mejor siente y escribe, aunque Osmani Espinosa le recuerda que el público prefiere temas más movidos.
«Escribo historias que me conmueven, muy sentidas e identificadas con la mujer, en las cuales influye mi estado de ánimo y la pareja que me acompaña en la vida. Aprendo de Osmani todos los días.
«Me gusta que los clips sean sencillos y refrescantes, que lo puedan entender desde las personas más estudiadas hasta las más simples, sin que tengan que pensar mucho para sacar una conclusión. Me dejo llevar por el instinto, aprendo de la experiencia y me nutro del conocimiento de algunos especialistas de ese mundo audiovisual».
En sus obras Sheena defiende especialmente un discurso feminista. «En nuestra sociedad se equilibró la balanza pero aun así, persisten prejuicios y pensamientos machistas sobre qué le corresponde a cada género. Me gusta realzar la feminidad. Casi siempre somos las más sacrificadas en la casa, la crianza de los hijos, el trabajo. Desde mi música pretendo defender la parte que me toca como mujer y artista cubana».
«Hay que darle palo es una canción rica, enfrentada a través de la comicidad. Siempre aclaro que tengo padre, hermano, hijastro, sobrino, y los quiero a todos. Me acusan de tirarles a los hombres pero a ellos les encanta. Agradezco a Osmani por escribirla y al Insurrecto por cantarla junto a mí.
«Las mujeres se identifican con esos temas. Creo que nosotras nos esforzamos el doble, porque tratamos de ser exitosas profesionalmente y con la familia. Tenemos el don de la fuerza materna, el amor y la sensibilidad».
Sheena tiene muchos planes, muchos deseos, y mucho trabajo. «No sé si todo podrá concretarse pero estoy segura de que voy a intentarlo».
Para el público habanero recuerda que se presenta los segundos viernes de cada mes en el Café Cantante «Mi Habana», del Teatro Nacional, y pronto actuará en una nueva peña con sede en el parque Mango Habana, en el municipio Playa.
Sheena asegura que este año será muy bueno. «Soy optimista, de quienes ven el vaso medio lleno. He sentido el cariño y la aprobación de las personas que me paran en la calle y me siento feliz por eso».