Puerco, macho, lechón o cerdo, así denominan los cubanos a ese animal que tanto gusta en la isla y que cuando tienen un dinerito extra invierten en la compra de su apreciada carne.
Los que tienen condiciones en sus patios y les gusta tener garantizada las fiestas de fin de año, «crían» a sus puerquitos durante meses, pues saben que el sacrificio de alimentarlo y cuidarlo se verá coronado con exquisitos platos.
Y es que del cerdo se aprovecha todo, hasta la sangre, con la que se elabora, junto con varias especias, la suculenta morcilla. ¡Y qué decir de la cabeza! que sirve para hacer una de las mejores caldosas que se pueda tomar.
Las posibilidades culinarias de la carne de cerdo son numerosas, se puede hacer una gran variedad de recetas. Con la grasa, además de preparar tocino, se hacen los apetecidos chicharrones, ante los cuales NO hay quien se resista.
Es importante recordar que la grasa de cerdo no es recomendada para gozar de una buena salud, ya que daña el nivel de colesterol en la sangre, así que aunque les guste mucho saborear los deliciosos chicharrones no abusen de ellos.
Deliciosas y jugosas masas de cerdos
Hoy en Mirada Cubana hablamos de la versatilidad culinaria de la carne de cerdo. Una de las tantas recetas que podemos elaborar son las masas de puerco fritas. Esta forma de hacerlas resulta fácil y rápida.
Pique la carne en cuadrados y échele solo sal. Ponga aceite en una olla y cuando esté caliente introduzca las piezas hasta dorarlas por todas partes. Sáquelas y póngalas en una cacerola y añádale agua pero sin cubrir las piezas. Deje que se cocinen en ese líquido y en la grasa que la carne va soltando.
Cuando el agua ya se haya reducido, agregue a la preparación cuatro dientes de ajo machacados y revuélvalo todo para que los sabores se impregnen. Retírelos antes de que se quemen y deje las masas unos minutos más en fuego lento para que adquieran ese color dorado tan apetecible.
Sáquelas y colóquelas en una fuente. Adórnelas con ruedas de cebolla y … ¡a disfrutar con salud!.
Del cerdo hasta el andar
El sarapatel es lo más parecido que hay a nuestra gandinga, casi desconocida por las nuevas generaciones de cubanos.
Esta receta se elabora con el hígado, riñones, corazón, panza y la sangre cocinada y coagulada del cerdo.
Para cinco raciones utilice un kilogramo de esas vísceras, cortadas en pedazos pequeños.
Rocíelas con jugo de limón. Deje reposar por unos 15 minutos. Lávelas y póngalas a hervir en suficiente agua. En una cazuela coloque media taza de aceite y agréguele una cebolla picada, tres dientes de ajo machacados y un ají verde y otro rojo troceados.