La guayabera, esa camisa de cuatro bolsillos adornada con alforzas verticales y que nació en los campos de Cuba en el siglo XVIII, es elegida por gente de todo el mundo que aprecia su estilo y comodidad.
Para muchos, la guayabera es Cuba; es cierto que existen otras variantes de esta prenda en los países caribeños y centroamericanos, incluso en Estados Unidos, Francia, Filipinas y en varias naciones africanas, pero cuando alguien viste de guayabera en este país, está vistiendo su identidad.
Aun cuando su origen continúa siendo una incógnita, la mayor parte de la bibliografía asegura que fue precisamente en Sancti Spíritus donde se confeccionó la primera a inicios del siglo XVIII por un matrimonio de inmigrantes andaluces.
Lo único que polemiza es que originalmente era una pieza de ropa de uso solo en las áreas rurales por nuestro campesinado, el guajiro cubano.
Portadora de historia
Según la leyenda, en 1709 arribó a la villa de Sancti Spíritus, municipio Yayabo, un matrimonio conformado por los andaluces José Pérez Rodríguez y Encarnación Núñez García.
La pareja recibió una pieza de tela de lino o hilo que le llegó desde España y José pidió a Encarnación que le confeccionase camisas sueltas, de mangas largas, para usar por fuera del pantalón y con bolsillos grandes.
La mujer acometió el encargo y a los pocos meses aquellas camisas se popularizaron en la comarca y luego mundialmente.
La primitiva guayabera se extendió por las provincias, sin perder el cuño que le imprimieron los espirituanos.
Para muchos estudiosos, la camisa confeccionada por Encarnación para su esposo Joselito pasó con los años de pieza rústica y campestre a una prenda vestir para ser usada en momentos especiales y solemnes.
Para todos los momentos
La palabra guayabera es una derivación de yayabero, como se llama al nacido en las márgenes del río Yayabo, y comenzó a popularizarse en Cuba entre 1908 y 1912.
Por sus características y valores culturales, la guayabera se estableció desde 2010 como prenda de vestir del ceremonial diplomático del Estado y el Gobierno, considerada por la Gaceta Oficial de la República una de las más auténticas y legítimas expresiones de cubanía.
Entre sus características de rigor, la prenda nacional posee bordes y aberturas que la distinguen de una camisa común, así como una veintena de botones y filas de cinco pliegues -dos al frente y tres en la espalda- en forma de alforzas.
Su composición también parece cargada de simbolismos, asegura Carlo Figueroa, director de la Casa Museo Guayabera, institución ubicada en Sancti Spíritus y dedicada a la promoción y preservación de la prenda y donde se exhibe la mayor colección de la isla.
Según explica, desde sus inicios, la camisa recordaba a la bandera cubana pues tanto en el frente y la espalda un canesú en forma de triángulo y las hileras de alforzas típicas recuerdan al símbolo nacional.
Por si fuera poco, la historia cubana recoge el uso de la prenda por personalidades de la historia y la cultura cubanas, entre los primeros, el espirituano José Miguel Gómez, presidente de la República entre 1909 y 1913, quien popularizó su uso en la capital.
Orgullo de los cubanos
Hoy la guayabera ha variado en estructura, materiales y colores. Las hay bordadas y deshilachadas, con más o menos alforzas y botones, pero continúa siendo elegante y fresca.
Desciende de la camisa, la prenda de vestir más antigua que se conoce: un tubo más o menos ancho con 4 aberturas. La camisa evolucionó y se confeccionó de algodón, de hilo y de seda.
Su nacimiento no es obra de una sola persona y todavía falta por determinar a partir de qué momento se convirtió en prenda elegante, fresca, blanca, muy bien almidonada y planchada, que se podía llevar sin corbata.
Portadora de historia y valores como ninguna otra prenda en Cuba, el uso de ese tipo de camisa se ha extendido tanto para ocasiones protocolares como informales por su combinación de elegancia y comodidad en el clima tropical que predomina casi todo el año en la Isla.