Lo que empezó como una pequeña grieta en una calle hace unos meses, hoy es un gran hundimiento, así se encuentra un barrio en el país de Costa Rica al que los huracanes Iota y Eta han proporcionado aún más que este barrio continúe desapareciendo lentamente.
Jenny Duarte tiene más de 20 años de vivir en el barrio Valladolid, en la zona alta del sur de San José, Costa Rica, y en un abrir y cerrar de ojos se quedó sin su casa, en lo que califica como un “terremoto en cámara lenta” que poco a poco está desapareciendo al pueblo, sí lo informó Guatevisión.


Desde el mes de septiembre se han destruido 30 viviendas y amenaza con seguirse expandiendo por esta comunidad ubicada en San Miguel de Desamparados, en el sur de San José.
“Esto es como un terremoto en cámara lenta y gracias a Dios ocurrió así. Si hubiera sido un sismo fuerte hubieran fallecido muchas personas”, declaró Duarte a EFE.
En el 2017 el geólogos de la Universidad de Costa Rica, Rolando Mora, realizó un estudio acerca del riesgo que corría este pueblo de deslizarse, pero los vecinos de la comunidad no prestaron atención a las advertencias.
Se conoce que se realizó un informe al respecto donde señala que el terreno es “inestable” y “no cumple con los factores de seguridad establecidos por el Código Geotécnico de Laderas y Taludes de Costa Rica”, lo que se agrava por las características de los materiales del suelo y la influencia de una falla geológica.
Se necesita efectuar trabajos para estabilizar el terreno y detener el deslizamiento, como por ejemplo muros, rellenos, anclajes, entre otros.
Valladolid es el típico barrio de clase media de Costa Rica, en donde los vecinos pagaron o siguen pagando los préstamos hipotecarios a los bancos con los cuales construyeron sus casas. Algunos tienen más de 20 años de vivir en el sitio y sus casas son el patrimonio de toda una vida.
Y Jenny Duarte fue la primera que desalojó su casa antes de que quedara destruida. Ella se refugió en la vivienda de su hija, situada a unos 100 metros y que ahora es una de las de mayor riesgo si el deslizamiento continúa y no hay respuesta de las autoridades.
Las familias han recibido por parte el estatal Instituto Mixto de Ayuda Social algún apoyo económico pero otras han tenido que buscar ayuda con familiares y amigos.
Las autoridades municipales y gubernamentales han prometido a esta comunidad evaluar un plan de inversión para estabilizar el terreno y evitar que el daño se siga expandiendo.
Muchos vecinos del lugar al que aún no se han visto afectados comienza a mostrar preocupación, temen que el problema siga creciendo y la solución tarde demasiado tiempo, las lluvias puede ser un factor perjudicial.