Este jueves ante la llegada de Dorian, los residentes de Georgia y Florida toman todas las medidas necesarias para enfrentarlo, informó El País.
Está previsto que toque tierra estadounidense el próximo lunes y llegará con categoría 4 pues a su paso por el Atlantico ha tomado intensidad camino al norte.
En la noche de ayer Dorian asumió la categoría 2, con vientos de hasta 165 kilómetros por hora, según informó el Centro Nacional de Huracanes (NHC). Hoy pasará a ser un huracán de gran intensidad ofreciendo mucho peligro, según la misma fuente.
Según los modelos va en dirección sureste de Estados Unidos tocando tierra entre lunes y martes, se desconoce exactamente por qué zona.
Las proyecciones estiman que soplará entonces con vientos de 209 kilómetros por hora, lo que equivale a la categoría 4.
Brian Kemp, gobernador de Georgia declaró el estado de emergencia en 12 condados de la costa, un día después de que el vecino estado de Florida hiciera lo mismo con toda su costa este.
Kemp dijo que la tormenta “tiene el potencial de producir impactos catastróficos en los ciudadanos” en toda la costa sureste del país. “Quiero urgir a nuestros ciudadanos a que estén listos para movilizarse muy rápidamente”, dijo en una conferencia de prensa. “Todavía no sabemos mucho sobre la trayectoria de la tormenta”.
También por su parte el gobernador de Florida Ron DeSantis declaró que todos los residentes deben estar preparados para recibir el impacto de un gran huracán. “Todos los floridanos deben tener un plan. No esperen a que sea demasiado tarde”, escribió en Twitter.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció que cancelará un viaje que tenía previsto a Polonia por la amenaza del huracán. “Parece que la tormenta podría ser muy, pero muy grande”, dijo.
Fueron puestos a disposición en centros de distribución en Florida sacos de arena, para colocar en las puertas en las zonas inundables, y ya se veían largas colas para comprar provisiones en los supermercados. La televisión local mostraba estantes sin existencias y colas en las gasolineras en el centro de Florida. En Miami, en cuya área metropolitana viven más de cinco millones de personas, los estantes de agua y de comida enlatada en los supermercados estaban comenzando a quedarse vacíos.
En Puerto Rico, la población se despertó aliviada por haberse salvado de la amenaza del huracán, que iba a ser el primer ciclón en golpear esta isla del Caribe desde que la monstruosa María la destrozara hace dos años.